domingo, 27 de febrero de 2011

Flamenco Project

Siempre el jazz, en cualquier momento o lugar. ¿Y dónde hoy?, sería la pregunta. La respuesta, a continuación.

Un nuevo paseo por la magnífica exposición "Flamenco Project. Una ventana a la visión extranjera. 1960-1985", en el MEIAC de Badajoz, me permite observar los puntos de encuentro entre dos músicas que salen del corazón: flamenco y jazz. La exposición nos cuenta que las décadas de los sesenta y los setenta vieron una "invasión extranjera" sin precedentes por parte de apasionados e intrépidos músicos que se aventuraron lejos de sus hogares y culturas, desde Estados Unidos y otros países, para conocer in situ el flamenco de los pueblos de Andalucía.  Fueron jóvenes atraídos por lo que consideraban la profundidad de la música y la sencillez del estilo de vida andaluza. Es en definitiva, un proyecto de fotografía, audio y vídeo que retrata, en su ambiente más íntimo de fiesta y diversión, a artistas fundamentales como Diego El Gastor, Fernanda de Utrera, la Perrata y otros artistas anónimos que mantuvieron la tradición en el ambiente más familiar hasta los años ochenta.

En una de las películas que se muestran en la exposición, “Flamenco: A Personal Journey”, uno de los personajes entrevistados comenta al entrevistador que estos viajeros americanos que nos visitan, sienten por el flamenco el mismo respeto y amor que sienten los viajeros españoles que visitan los Estados Unidos por el jazz. Y esa sentencia, expresada por la boca de un exponente del flamenco profundo, indica la conexión entre dos formas de entender la música y la vida; dos formas de expresar el sentimiento humano.

Jazz y Flamenco, Flamenco y Jazz.

viernes, 25 de febrero de 2011

Zinco Jazz Club en México DF

En estos días estoy leyendo el libro “Panorama del Jazz en México. Durante el siglo XX” visto por Roberto Aymes, fruto de mi último viaje, a la ciudad de México DF. Por cierto, tuve la fortuna de encontrarlo (rebuscando en los anaqueles dedicados a la música) en una magnífica librería llamada “Donceles”, sita en la también denominada calle Donceles. En esta calle estaba nuestro hotel.

Según leo en Wikipedia (así lo transcribo): “La Calle de Donceles, o Calle de los Donceles es una de las calles que atraviesan la parte Norte del Centro Histórico de la Ciudad de México y cuyo sentido va de Poniente a Oriente, comenzando justo a la altura del Eje Central Lázaro Cárdenas hasta la calle de la República de Argentina, donde continúa bajo el nombre de Calle de Justo Sierra]. La calle de Donceles es una de las calles más antiguas de la ciudad y de las primeras en las que los conquistadores se asentaron. A lo largo de todo su recorrido, se pueden apreciar numerosas construcciones tanto civiles como religiosas, que se fueron levantando durante el periodo colonial que va de los siglos XVIII y XIX, aunque también hay algunos ejemplos de estilos no tan afortunados del siglo XX. El nombre asignado a esta calle es uno de los más antiguos que se conocen en esta ciudad, pues se sabe del origen de esta vía desde el año de 1524, recién consumada la conquista de México por los españoles”.

Pues bien, en ese libro se habla (o escribe), entre otros asuntos, que el primer club de jazz de DF fue “Yuma”, a finales de la década de los cuarenta.

Ese club, según he podido saber, ya no existe. Pero sí existe el Zinco Jazz Club, un lugar acogedor para cualquier aficionado a esto del jazz. Y allí me desplace en grata compañía, después de haber disfrutado un rato del “sabor y ambiente” de los mariachis de la Plaza Garibaldi. La primera impresión del club no es buena, su escasa y lúgubre puerta no le hace ningún favor. En cambio, cuando uno se adentra en sus entrañas, es un sótano, la cosa cambia de forma radical. Aquello es un lugar destinado al disfrute de la música y del jazz, acompañado de copas y buena comida. Ubicado en el sótano de un viejo banco del Centro Histórico, todavía pueden verse las gigantescas bóvedas de acero que hoy forman parte del encanto escénico. La luz tenue, las mesas dispuestas al frente de un pequeño escenario por el cual han pasado los exponentes del género, nacional y extranjero, unas barras donde poder beber o comer, un piano de cola,  son unos de los tantos atractivos de este lugar, que sin dudas, perdería su encanto si no fuera pequeño.

La programación para la noche de la visita era la formación de Gabriel Hernández, músico y pianista versátil que ha sorprendido tocando con muchos y buenos músicos por toda la geografía jazzistica mundial. Un rato muy agradable fue el que pasamos aquella noche.

Como siempre, cualquier oportunidad viajera debe ser excusa para buscar e indagar en esta maravillosa música llamada Jazz.

miércoles, 16 de febrero de 2011

México DF

El Distrito Federal no es una ciudad, sino más bien la suma de muchas. Una ciudad donde conviven casi todos los sabores y fisonomías del país. Es una ciudad cordial y acogedora, sutil e intensa. Es un lugar abierto a constantes estímulos, pero también contenedor secreto de rincones de silencio. El DF puede parecer desordenado, pero en sus calles y gentes descubriremos la amabilidad y parsimonia de unos ciudadanos que respetan a quienes los visitan. Es en definitiva una ciudad donde los visitantes, al menos los que se parecen a este cronista, pueden perderse en su inmensidad con la identidad de un mirón que pretende aprender de todo lo que ve y escucha.

Y como no podía ser de otra manera, la música esta presente en todos los rincones de la ciudad: en el centro o en la periferia; en sus calles o en sus locales; en sus hombres o en sus mujeres; en diversos estilos e instrumentos;…… pero sobre todo y ante todo interpretada y sentida desde lo más intimo de sus músicos.

Como ejemplo, un pequeño y amable local, el Café Son, en el barrio Benito Juárez. En este café, el visitante puede sentarse a degustar un excelente café y disfrutar de la música o de los cuadros, fotografías y figuras que ambientan tan singular lugar.

sábado, 29 de enero de 2011

Badajoz bajo la niebla

Un paseo bajo la niebla en una mañana de sábado puede deparar muchas y gratas sorpresas: fotografías y anuncios de jazz en directo.

Fría, muy fría estaba la mañana; pero a pesar de ello era un placer poder caminar por la ciudad silenciosa. Buscaba y encontré tres exposiciones de fotografías.

La primera, de la mano del Ayuntamiento, dedicada a nuevos creadores. ¡Qué maravilla la inquietud artística que debe recorrer las venas de estos nuevos creadores! Buenos trabajos los expuestos. Me gusta especialmente la de un joven llamado Emilio Jiménez Hidalgo, tiene algo distinto a todo lo expuesto. Habrá que seguirlo. La foto que acompaña la entrada es de él. Su flickr es http://www.flickr.com/photos/emiliojimenez.

La segunda, de la mano de la Diputación Provincial, es una muestra titulada “Retratos de primera mano” de Moisés Fernández Acosta. Son rostros detrás de las manos. Merece la pena la visita.

La tercera y última, de la mano del MEIAC, se titula “Flamenco Project” es una colección del flamenco, que cuenta con más de 120 imágenes, además de dos películas y seis grabaciones originales de fiestas privadas, con artistas flamencos de excepción. Para no perdérsela.

El anuncio de jazz en directo: “Noches de jazz en La Antigualla” todas las noches de los miércoles de febrero y marzo de 2011.

domingo, 23 de enero de 2011

Por Sevilla

Tiempo hacía que no tenía la oportunidad de asistir a una descarga de buen rock. ¡Y cuidado, que muchas veces lo he realizado! La última, en este caso la penúltima, con la banda Extremoduro (una descarga que aún resuena en mis oídos). En este caso era la banda Sevillana “The Winslows” (Alberto, Pedrote, Moro y Tony) la que hizo las delicias de los asistentes: buen rock, potente y con músicos entregados y con muchas ganas de agradar.

La oportunidad de asistir me la brindó un magnifico fotógrafo llamado Agustín Jiménez  (Agux para los amigos). Autor por cierto de la fotografía que incluye la entrada del evento. Muchas gracias. Os dejo el link de este creativo, imaginativo y trabajador fotógrafo: http://www.flickr.com/photos/agvx/ o también http://agvx.blogspot.com/.

Por cierto que, hablando de fotógrafos, merece la pena destacar la exposición dedicada a Atín Aya, un fotógrafo ya desaparecido, que nos muestra en sus retratos unos personajes donde se aprecian palpablemente en su piel las huellas de la vida.

Una última recomendación o comentario: escuchen al guitarrista Lenny Breau.

martes, 18 de enero de 2011

Por Lisboa

Me gusta ir a Lisboa, patear sus calles y fascinarme con lo que veo y escucho. Es una ciudad anclada en el pasado, que se resiste a perder ese aire de ciudad amable y cosmopolita. Es una delicia recorrer la Avenida da Liberdade y adentrarte desde Plaza del Rossio en el corazón de la ciudad. El Chiado o la Alfama, son lugares para perderse, para deambular largas horas por sus calles y prendarse de lo que te ofrezca el momento.

Este fin de semana he vuelto, como tantas otras veces, a recorrer lugares fascinantes de esta ciudad. He buscado, sin éxito, a mi admirado saxofonista callejero; he palpado el pulso de la noche lisboeta; he fotografiado sus calles y gentes y me he sumergido en la impronta de una ciudad singular.

Por supuesto que no podía faltar una visita a su escaparate discográfico. En mi mochila han regresado al refugio discos de  Franco Ambrosetti, Don Braden, The Cosmosamatics, Lars Moller o Conjure. Es un placer buscar en esos cajones y estanterías pequeñas joyas a un precio ya olvidado aquí en nuestra tierra.

domingo, 9 de enero de 2011

Revistas musicales en una mañana de domingo

Es temprano y la ciudad está desierta. Es un placer pasear por la misma y empaparse de su soledad y silencio. En el paseo te cruzas con otros transeúntes que, entiendo, disfrutan del mismo placer del paseo y la observación. Es un discurrir tranquilo, sin prisas.

También es un buen momento para acercarse a la biblioteca y disfrutar de un rato de lectura relajada con un contenido eminentemente musical. En este caso, revistas que me acercan a la actualidad musical y que calman esa ambición desmedida de estar siempre en contacto con la música. Es practicar aquello que Friedrich Nietzsche dijo en una ocasión:”Sin música la vida sería un error”.

En mis manos y durante un largo rato, reposaran los números de diciembre 2010 y enero 2011, respectivamente, de Rock de Lux y Scherzo. En la primera se pueden degustar, entre otras cosas, un reportaje sobre la Banda Trapera del Río, el obituario del mítico saxofonista Marion Brown o la crónica del reciente concierto, en Barcelona, de Sonny Rollins. En la segunda, Pablo Calvo nos introduce en la senda del pianista cubano Pepe Rivero o nos cuenta la última novedad bibliográfica titulada “Bitches Brew: Génesis de la obra maestra de Miles Davis”.

En Scherzo, revista eminentemente dedicada a la música clásica, hemos podido disfrutar a lo largo de los últimos años de la prosa maravillosa y del gran conocimiento musical de los tristemente desaparecidos Ebbe Traberg o Federico González.

Por cierto, me llegan ecos (tristes) que Cuadernos de Jazz dejará de publicarse en formato impreso. ¡Una lastima! He seguido, desde su número cero, su vida mes a mes y año a año: 121 números ininterrumpidos entre 1990 y 2010.

Y ya que hablamos sobre revistas musicales, debo recordar algunas de las que seguí y me influyeron (son las que ahora mismo me vienen a la memoria). 

Sal Común era una revista que se nutría de todas las tendencias progresistas heredadas de los 70 del pasado siglo, y que en lo musical se abría a las nuevas músicas, de hecho en el suplemento que se insertaba de Disco-Express se informaba puntualmente de la actualidad de los nuevos grupos que iban surgiendo. Sal Común era una revista "alternativa", portada-contra en color, el resto en papel de estraza en blanco y negro. En principio tenía un formato grande, algo menos de un A3, después cambió a un formato A4, pero con más páginas. Los contenidos eran principalmente sobre cine, literatura y mucha música. Disco Express era desde los 70 una revista independiente, para posteriormente editarse junto a Sal Común.

Vibraciones, una maravillosa revista musical donde se encontraban Murillo, Manrique, Juliá, Llopis y un largo etcétera de periodistas del underground. Todos los artículos eran sobresalientes y los reportajes de conciertos fabulosos. Había artículos magníficos sobre Johnny Winter, Tod Rundgrend o Tangerine Dream, sin olvidar sus especiales sobre Zeppelín, Beatles, Stones o el dedicado a la música reggae. También sobre grupos de jazz rock. Siempre estaban atentos y fueron los que mejor analizaron a los Sex Pistols y a los The Clash que resultaban la vanguardia del momento.

Popular 1 fue también un clásico de los setenta que ha seguido desarrollándose hasta la actualidad. Dedicaban artículos a los Rolling Stones, Pink Floyd, Sex Pistols o Doctor Feelgood. Como puede verse rock y más rock.

Quartica Jazz. ¡Que maravilla de revista! ¡Cuánto he aprendido de sus excepcionales contenidos! Conservo en mi archivo toda la colección.

Bueno, ya habrá tiempo de seguir hablando de revistas musicales. Esto era solo una reflexión (muy apresurada) al hilo de lo leído una mañana de domingo.