martes, 21 de febrero de 2023

Un espectacular teatro para un espectacular trío


Este o algo similar podría ser la forma de titular el concierto que puede disfrutar el pasado 19 de febrero en el Teatro de la Maestranza de Sevilla en las manos de Brad Mehldau, Larry Grenadier y Jeff Ballard.

Sus manos y su sentido del ritmo, la melodía y la armonía permitieron que casi todo el público disfrutara de una de las mejores formaciones del jazz moderno. Y cuando escribo ‘casi todo’ se debe a que seguro que hubo espectadores, entre los que no me encuentro, a los que dejó tibios. ¡Lo siento por ellos!

Brad Mehldau, en solitario o en trío (como en esta ocasión), demuestra su maestría en cada una de sus interpretaciones. Interpretaciones que suponen la elección de un repertorio que escapa de los caminos más utilizados.

No me atrevo a afirmar, o quizás sí, que con la retirada de Keith Jarrett, Mehldau ha recogido el cetro del arte del trio de piano.

Mehldau acariciando las teclas del piano y sus inseparables Grenadier y Ballard (músicos capaces de cualquier genialidad) nos llevaron por el concierto más acústico y clásico que podíamos esperar. Me quedo, por poner algún ejemplo, con dos temas que me fascinaron: “And I Love Her” y “Si tu vois ma mère”. ¡Simplemente deliciosas!

Termino. Como al señor Mehldau no le gustan las fotografías, le dedico este mínimo robado……………….

viernes, 17 de febrero de 2023

Iceberg en Badajoz


Iceberg, los reyes del rock layetano, eran y son una de esas formaciones que forman parte de mi ADN musical. Max Sunyer (guitarra eléctrica), Josep Mas “Kitflus” (piano eléctrico y sintetizadores), Jordi Colomer (batería), Primitivo Sancho (bajo) y Ángel Riba (voz, saxo y guitarra), en la formación primigenia del grupo, conformaban una formación que hizo historia en aquellos años setenta del siglo veinte.

“Tutankhamon”, “Coses Nostres”, “Sentiments”, “Iceberg en Directe” y “Arc-En-Ciel” es la producción discográfica de un grupo que daría mucho que hablar y escuchar durante toda esa década.

Por aquí, en Badajoz, tuvimos la oportunidad de disfrutadlos un veinticuatro de junio de 1978, día grande de la Feria de San Juan de la ciudad.

El lugar elegido para su presentación, a las once de la noche, era el Auditorio Municipal Ricardo Carapeto Burgos y formaban parte de un doble programa que incluía previamente a la formación de Jaime Marques: embajador musical de la Bossa Nova en la España de aquellos momentos, tanto como integrante de la “Orquestra Orfeo Negro” como con una discografía que comienza en 1975 e incluye discos en solitario y múltiples colaboraciones.

Lo bueno de vivir junto a un parque (el que alberga el mencionado auditorio), además de los efectos positivos para la salud, es que te permite controlar cada uno de los movimientos que se producen en su interior.

¿Y cuál era el movimiento de aquel caluroso y sofocante veinticuatro de junio? Pues dicho queda: la actuación de los poderosos Iceberg y del brasileño Jaime Marques.

Por delante vaya que mí, nuestra, prioridad era escuchar y disfrutar del grupo catalán; pero con las orejas muy abiertas a lo que propusiera Jaime Marques. Conviene no olvidar que en aquellos años el jazz ya había llamado a nuestra puerta y que Jaime Marques proponía una estimulante fusión o colaboración con el mundo del jazz en las personas de Gatto Barbieri, Lionel Hampton, Pat Metheny, Thad Jones, Juan Carlos Calderón, Tete Montoliu o Pedro Iturralde.

Y claro, esa posición estratégica nos permitía no solamente asistir (pagando o no) al concierto oficial, sino a las pruebas de sonido previas al mismo. ¡Un chollo, vamos!

La prueba de sonido, la de Jaime Marques e Iceberg, había comenzado a una hora intempestiva (¡sobre las cinco de la tarde de un mes de junio en Badajoz!) y con ella el comienzo de nuestra estrategia de entrada al recinto. Bajo un calor asfixiante y una pasión de adolescente pirrado por la música, sufriría (¿sufriríamos?) una prueba gratificante en lo musical con un Jaime Marques y un Max Suñe tocando juntos y sacándose de la manga un Jam Session improvisada.

En 1978 el grupo había decidido embarcarse en la aventura de realizar un disco en directo, aprovechando más de cinco horas de material recogido en diversas actuaciones en febrero de 1978. Y esa, con otros temas del grupo, sería la base del concierto. Oh! Un Anec Sinfónic, Ones, Cançó Per Qualsevol Orquesta o Históries, serían los temas elegidos para sostener el esqueleto del concierto. Esos y los legendarios Preludi I Record, La Flamenca Eléctrica, Sentiments o A Sevilla.

Y llegó la hora del cierto, las once de la noche, y con ello la fiesta, los diálogos entre Suñe y “Kitflus” y, sobre todo, un recorrido mágico por el rock layetano; una manifestación musical que cuajaba en discos que respetaban al dedillo lo que se escuchaba fuera de España por aquel entonces. Estamos hablando de un rock progresivo próximo al jazz, en la línea de lo que producían la Mahavishnu Orchestra, Soft Machine o Miles Davis y todos sus discípulos, desde Herbie Hancock a Chick Corea.

El final, con Jaime Marques y, sobre todo, Iceberg resonando en nuestros oídos, daría paso a la fabulación y a un capítulo más de la construcción de mi larga historia junto al jazz.

lunes, 9 de enero de 2023

Manila de Ricky Dávila


Manila, la ciudad, debe ser enorme y desbordante; Manila, el libro de Ricky Dávila, es enorme y desbordante.

Comienzo, simplemente, observando con detenimiento la fotografía de la portada, donde un joven luchador, con su ingenuo bizqueo, parece transmitirme la identidad de una tierra y unas gentes: jóvenes, sensibles, inocentes, endurecidos, ….

El formato del libro invita a la quietud, a disfrutarlo detenidamente junto, por ejemplo, al silencio de una mañana de un domingo lluvioso.

Un libro en blanco y negro, como todas sus fotografías, que nos regala algo de color, amarillo, en el lomo de la portada y en las guardas del mismo. Un amarillo manila que, como no podía ser de otra manera, nos introduce en una obra madura que destila ese amarillo manila propio de la piel del limón maduro, de la flor del diente de león, de las abejas o del oro.

A partir de aquí, tras un prologo delicioso de Alberto García-Alix, la magia del movimiento para descubrir y exponer la visión de una ciudad, quizás, ignorada en el objetivo de un fotógrafo curtido.
Retratos, escenas en movimiento, calles, niños, prostitutas, violencia y todo aquello que a Dávila le sugiere sabor a una ciudad desgarrada y sobre todo desigual.

Quizás me confunda, interprete mal lo contado y fotografiado por Ricky Dávila; quizás sea una errónea interpretación, pero es la mía.

Lo que sin ninguna duda interpreto y afirmo es la magnitud y belleza de “Manila”; un libro inmenso de un fotógrafo que, como afirma García-Alix, toma fotos con rapidez y seguro de sí mismo.

¡Gracias, Ricky!

domingo, 13 de noviembre de 2022

35º Festival de Jazz de Badajoz

Immanuel Wilkins Quartet - 9 de noviembre


Un trueno abrasó la RUCAB en la noche del nueve de noviembre. ¡Un bendito trueno!

La sala estaba abarrotada de un público deseoso de escuchar y empaparse de buena música, de buena música de jazz.

Y en ese ambiente, un buen ambiente, apareció la banda de Immanuel Wilkins; un grupo de insultante juventud que venían cargados de jazz….

Lo que nos presentaron se basó en lo que han grabado para Blue Note bajo los títulos de 'Omega' (2020) y 'The 7nd Hand' (2022).

Música equilibrada entre lo racional y lo emocionante, entre lo torrencial y la delicadeza. Música con guiños a Coltrane, al free, a los ritmos de la calle……

¡Un concierto excepcional y sorprendente!

La formación:

· Immanuel Wilkins: saxo alto
· Micah Thomas: piano
· Rick Rosato: contrabajo
· Kweku Sumbry: batería

The Kenny Garrett Sounds from the Ancestors - 10 de noviembre

Comienzan las sesiones en el Teatro López de Ayala. Plato fuerte, muy fuerte, en la primera sesión.

Había expectación por escuchar a tan ilustre saxofonista; unos por su glorioso pasado y presente, otros por el concierto que nos dedicó en este mismo lugar en noviembre de 2009.

Por aquel entonces escribía sobre el concierto: “Que decir de lo escuchado esta noche. Que vengo impresionado, que las dos horas y diez minutos han sido como un cuarto de hora. Que me hubiera quedado otras dos horas sin pestañear. Ha sido una descarga de tal intensidad que, aún, escribiendo, estoy impresionado. Música a raudales, muy electrificada en casi todo el concierto y con momentos, al soprano y piano, de un lirismo bellísimo. Abrumador y hermosísimo”.

Hoy, tras lo escuchado, salgo satisfecho; pero no igual que aquel lejano noviembre de 2009. Aquel día los planetas se habían alineado con Kenny Garrett.

Conocía su grabación “Sounds from the Ancestors”, y ella ha sido la base del concierto. Un disco que bebe del jazz, del rhythm and blues, del gospel, de Marvin Gaye, Miles Davis o James Brown.

La formación:

· Kenny Garrett: saxo alto
· Keith Brown: piano
· Corcoran Holt: contrabajo
· Ronald Bruner: batería
· Rudy Bird: percusión

Richard Bona & Alfredo Rodríguez Dúo - 11 de noviembre

Lástima, una lástima de concierto. Dos virtuosos de sus instrumentos al servicio de una función de dos aspirantes de la comedia.

No es una cuestión del repertorio elegido o la forma de interpretarlo; es una cuestión de respetar al público asistente.

No merece más comentario.

La formación:

· Richard Bona: bajo eléctrico y voz
· Alfredo Rodríguez: piano y voz

Melissa Aldana Quartet - 12 de noviembre

Si la memoria no me falla, que podría ocurrir, sería la primera ocasión (sin contar a Andrea Motis o a líderes vocalistas) que una mujer lidera una banda en el festival de jazz.

La chilena Melissa Aldana se fajó en la escena jazzística neoyorquina para hacerse un hueco que comienza a dar sus frutos; su música presenta un jazz muy personal, robusto y poco complaciente.

Aquí nos ha presentado su último disco, ’12 stars’, obra en la que quiere hablarnos de un momento muy especial en su vida.

Un buen concierto.

La formación:

· Melissa Aldana: saxo tenor
· Lage Lund: guitar
· Pablo Menares: base
· Kush Abadey: drums


¡Vamos a por la 36ª edición!

viernes, 14 de octubre de 2022

Cita con el Jazz


Aquella experiencia de radio fue eso: una experiencia irrepetible. Corría el año 1986 o 1987 y se nos había ofrecido a mi amigo Lorenzo Martínez y a mí realizar un programa de radio dedicado al jazz en la radio pública de la Diputación de Badajoz, Radio Guadiana.


Y no lo pensamos demasiado y nos lanzamos a vivir la experiencia. Se trataba de dos programas semanales, martes y jueves, de media hora de duración.

El sentido común nos indicaba que la forma de repartirlo era una tarde para cada uno. Y así comenzamos a cargar con nuestros discos y conocimientos para llevarlos en aquella hora temprana de la tarde a volar en las ondas electromagnéticas de la radio.

Músicos, estilos del largo árbol del jazz, canciones o noticias de alcance eran nuestros temas de la tarde.

Aquello fue un trabajo vinculado a una radio libre, orientada a la experimentación de formas de comunicación ágiles y sorpresivas.

Duró lo que duró; pero ese escaso periodo de tiempo nos permitió experimentar otra faceta más de nuestra intensa relación con la música de jazz.

Por cierto, mi primo Gabriel Jiménez nos diseñó un hermoso cartel con el nombre del programa: “Cita con el Jazz”.

lunes, 8 de agosto de 2022

Curtis Lundy y Victor Jones, dos viejos bucaneros


Habían llegado a la sala con toda la parsimonia del mundo. Curtis Lundy, el primero, ataviado con un llamativo conjunto rojo; posteriormente, Sebastián Chames y Victor Jones.

Para ese momento, la sala, el Café Central de Madrid, ya estaba dispuesta y entregada para una sesión de jazz salvaje y bien construido.

El Café Central es ese mítico y casi único lugar de Madrid donde el aficionado a esta irrepetible forma musical, el jazz, puede expandirse y fundirse con la música.

La propuesta de la sesión (Curtis Lundy al contrabajo, Victor Jones a la batería y Sebastián Chames al piano) era ideal para dejar atrás los rigores atmosféricos y sociales de todo tipo que estamos viviendo o sufriendo.

Curtis Lundy y Victor Jones son dos sólidos y veteranos músicos afroamericanos que dominan la escena como viejos bucaneros bragados en mil batallas. Sebastián Chames, quien encabeza en esta sesión el trío, es un hispano argentino llegado a Madrid a través de Nueva York donde ha crecido musicalmente.

Elegido el campo y presentado el cartel, solamente nos quedaba lo importante: ¡la música de jazz!

Y es aquí donde debo estar generoso con lo escuchado: el trío se desbordó tocando con convicción y entrega, no dando arena por cal, haciendo un programa ajustado, aunque no corto, y demostrando que se puede estar por encima de modos y modas ofreciendo buena música de jazz.

Chames, una persona afable, además de buen músico, se esforzó en todo momento en conducir a esos dos prodigios de la naturaleza que ocupaban el escenario junto a él, Lundy y Jones, por los terrenos de un jazz tórrido, apasionado, sin efectismos o aspavientos, que desembocó en un concierto notable y con mucho respeto a la tradición.

Para mí el jazz es una forma de entender la vida. Entró en ella para quedarse, como una necesidad, como beber agua. Si no lo tengo, si me falta, es difícil continuar.

Por eso, como en esta ocasión, siempre vuelvo a beber a él, a la maestría de los mayores. Porque hay que escuchar a los viejos bucaneros, ya que ellos han vivido cosas en su día a día que marcan y determinan un camino a seguir.

sábado, 9 de julio de 2022

Gene García y Pedro Calero


Gene y Pedro, Pedro y Gene, son como esas viejas y experimentadas parejas que van impartiendo magisterio por todos aquellos lugares que visitan. Un magisterio que, con sus virtudes y defectos, está muy interiorizado y probado en los cientos de batallas musicales que han vivido.

Siempre que los escucho, que me enfrento a su maestría, lo primero que observo es su puesta en escena.

Gene García es como esos viejos leones heridos, con mil puñaladas asestadas en su largo vivir, que destilan ganas de sentarse frente a ellos y escuchar todo lo que nos tienen que contar. Una voz ronca y muy negra que nos desgrana todo lo que solo y encerrado, rodeado de discos, instrumentos y una grabadora, ha sabido asimilar para el bien común de los aficionados a la música.

Pedro Calero, la mano versátil de un pianismo muy bien asimilado, actúa y graba como solista, con trío y grupos más grandes, y con todo aquel que tenga necesidad de un pianista que se ha ganado un lugar en la historia de nuestra música. Seguramente, cuando Pedro Calero iba a la escuela en su Hornachos natal, solía caminar por las calles tomando las vistas y sonidos de todo aquello que se le cruzaba, registrando mentalmente sus encuentros con tantos tipos diferentes de personas y lugares.

Y ahí los tienen a los dos, a Pedro Calero y Gene García, a Gene García y Pedro Calero, formando pareja musical y humana, convenciendo y venciendo a un publico entregado que respira y suspira con cada nota musical que sale de sus prodigiosas mentes.

¡Larga vida a los dos!