viernes, 30 de junio de 2023

Jazz en la intimidad de la RUCAB


La noche estaba optima para escuchar un buen concierto de jazz. En este caso el que nos ofreció el trío TRICOTISM; una formación compuesta por el robusto y eficiente Keke Martín (al contrabajo), la elegante y enciclopédica Laura Domínguez (al teclado), y el muy versátil y polirítmico Luis Jiménez (a la batería).

El trío, que disfruta y goza sobre el escenario, presenta un sonido de jazz acústico moderno, conocedores del lenguaje musical clásico y contemporáneo y haciendo gala de ejecuciones de un buen nivel técnico y emocional. Y todo ello sobre un repertorio cargado de trabajados estándares, con algunos guiños a hermosos boleros.

En definitiva, un hermoso e íntimo concierto de jazz.

sábado, 13 de mayo de 2023

RUCAB, un rincón peculiar para escuchar jazz


El pasillo que lleva al auditorio de la RUCAB es largo y luminoso; al transitar por el mismo, por momentos, te sumerges en un ambiente de jazz en el que se intuyen o escuchan vagamente las voces de Tete Montoliu, Bobby Hutcherson, Lou Bennett, Abdu Salim, Miguel Zenón, Immanuel Wilkins o un largo etcétera que han probado su recoleto y bien dotado escenario.

Ese pasillo finaliza en un lugar donde de sus viejas paredes cuelgan dos hermosas obras del cantante y pintor pacense Gene García que homenajean a Dizzy Gillespie y Charles Mingus.

Parecería que todo está servido o preparado para que la escena sea en ocasiones un lugar consagrado al jazz.

Viene lo anterior a cuento para poner en situación, o en contexto, el concierto que el cuarteto del barbateño Pablo Castillo nos ofrecía en ese lugar el jueves 11 de mayo.

Y es en ese pasillo, en la prueba de sonido del Pablo Castillo Quartet, donde comienza a producirse el idilio que en la noche del 11 de mayo se produciría entre el cuarteto y el que esto escribe.

Antes de entrar a comentarios más profundos, diré que Pablo Castillo (trompeta) y sus acompañantes (Alejandro Tamayo al contrabajo, Manolo Perfumo a la guitarra y Carlos Ayuso a la batería) dejaron un sabor de boca (y oídos) excelente. Su música y su puesta en escena son potentes, respetuosos con la tradición y de un gran atractivo para el oyente.

La música que ofrece el cuarteto básicamente transita por un puñado de estándares que firmaron o interpretaron en su día Kenny Dorham, Dizzy Gillespie, Frank Sinatra o Billie Holiday. También, es necesario reconocerlo, por el repertorio de su primer disco “Introducing Pablo Castillo”, que contiene arreglos originales de estándares y composiciones de músicos que influyeron o impresionaron a Pablo Castillo, como Duke Ellington, Barry Harris o Charlie Parker.

La puesta en escena del grupo, tres jóvenes sobradamente preparados junto a un guitarrista con una amplia y dilatada trayectoria, es francamente potente y vistosa. Por momento me parecía estar, con una distinta escenificación, ante aquel magnifico trompetista que inflaba sus carrillos hasta lo inconcebible, apuntaba con su trompeta hacia el cielo y comenzaba a surgir aquella música de agudos imposibles y armonías insólitas.

Reconozco que me atrapo el concierto, ya que acabo de definir y comparar a Pablo Castillo con Dizzy Gillespie, su ídolo; cuando la escenografía o puesta en escena del cuarteto y su líder podría asemejarse más a la de Chet Baker. ¡En fin, cosas de estilos y músicos!

Lo realmente cierto, lo que allí se escuchó, o al menos yo escuche, fue la formación de unos jóvenes sobradamente preparados que, junto a un guitarrista con una amplia y dilatada trayectoria dentro del panorama jazzístico nacional, nos ofrecieron música que destilaba intensidad y un universo sonoro parido de las manos del insigne de Wes Montgomery y aderezado con otros temas del repertorio del hard bop.

Pablo Castillo, trompetista enorme y magnifico, dotado de un fraseo lírico dentro de un estilo musical duro como es el hard bop, encabezó su propia manera de entender la historia del jazz: una forma de ver en ella algo sobre lo que incidir, algo vivo con lo que dialogar o discutir, modificar y recoger para lanzar hacia el futuro con decisión.

Resultado: una sorpresa en forma de trompetista que me (nos) dejó entusiasmados a los que nos dimos cita en ese rincón tan peculiar de la RUCAB.

sábado, 25 de marzo de 2023

Cécile McLorin Salvant en el CCB de Lisboa


Comienza esta pequeña historia, mínima, con un plano secuencia que me sitúa recorriendo, camino de Belém, una ciudad de Lisboa que inicia su idilio con el color de la noche. Sin cortes, usando travellings y diferentes tamaños de planos y ángulos, me acerco ensimismado por lo que acontece a mi alrededor hacía una noche cargada de buena música.

Hace unos días asistí a la inauguración de una brillante exposición de pintura donde, su presentador (viejo y estimado amigo) nos ofrecía una aclaratoria explicación de los términos bonito, bello y sublime; todos ellos aplicados al arte. Y créanme que salí plenamente informado y convencido de la forma correcta de aplicar cada uno de esos términos al arte.

Pasados los días, con la lección bien aprendida, disfrutando de la hermosa y delicada ciudad de Lisboa, me encaminé hacia el Centro Cultural de Belém en la tarde noche del 17 de marzo.

Mi intención era enfrentarme (quizá nos el mejor término el elegido) al arte de la vocalista Cécile McLorin Salvant, esa chica que enamora en estos tiempos los escenarios que visita.

Y allí me la encontré, con una puesta en escena colorista y colorida, en un espectacular y abarrotado auditorio.

Disfruté del concierto, vaya por delante; disfruté de lo ofrecido por el arte vocal de nuestra vocalista y por la música que afloró junto a su cuarteto acompañante: Glenn Zaleski (piano), Yasushi Nakamura (contrabajo), Keita Ogawa (percusiones) y Marvin Sewell (guitarras).

Y para cumplir adecuadamente con esa voluntad epistolar o recordatoria que me he impuesto en esta impenitente y eterna afición que me acompaña, busqué muletilla para definir el concierto.

Y qué mejor muletilla que la definición de mi viejo y querido amigo sobre lo bonito, bello y sublime.

Bonito fue el concierto porque fue lindo, agraciado, de cierta proporción y belleza en su puesta en escena; bello por la perfección de sus formas, complaciendo a la vista o al oído y, por extensión al espíritu y, finalmente, sublime porque fue extraordinariamente bello y me produjo una gran emoción.

Cécile McLorin Salvant es una vocalista con una carrera fulgurante y dueña de una voz que todo lo puede. Se atreve con todo: del estándar o a lo más alejado de una vocalista de jazz.

El concierto giro en torno a su disco “Ghost Song”, una muestra más de la singularidad de la vocalista. Voz poderosa, con un registro incomparable, que domina la teatralización al narrar historias con sus canciones.

Plano final, antes del fundido a negro: el espectador, el que escribe, pasea hechizado por lo escuchado por la Lisboa más bohemia a la luz de sus farolas……….

martes, 21 de febrero de 2023

Un espectacular teatro para un espectacular trío


Este o algo similar podría ser la forma de titular el concierto que puede disfrutar el pasado 19 de febrero en el Teatro de la Maestranza de Sevilla en las manos de Brad Mehldau, Larry Grenadier y Jeff Ballard.

Sus manos y su sentido del ritmo, la melodía y la armonía permitieron que casi todo el público disfrutara de una de las mejores formaciones del jazz moderno. Y cuando escribo ‘casi todo’ se debe a que seguro que hubo espectadores, entre los que no me encuentro, a los que dejó tibios. ¡Lo siento por ellos!

Brad Mehldau, en solitario o en trío (como en esta ocasión), demuestra su maestría en cada una de sus interpretaciones. Interpretaciones que suponen la elección de un repertorio que escapa de los caminos más utilizados.

No me atrevo a afirmar, o quizás sí, que con la retirada de Keith Jarrett, Mehldau ha recogido el cetro del arte del trio de piano.

Mehldau acariciando las teclas del piano y sus inseparables Grenadier y Ballard (músicos capaces de cualquier genialidad) nos llevaron por el concierto más acústico y clásico que podíamos esperar. Me quedo, por poner algún ejemplo, con dos temas que me fascinaron: “And I Love Her” y “Si tu vois ma mère”. ¡Simplemente deliciosas!

Termino. Como al señor Mehldau no le gustan las fotografías, le dedico este mínimo robado……………….

viernes, 17 de febrero de 2023

Iceberg en Badajoz


Iceberg, los reyes del rock layetano, eran y son una de esas formaciones que forman parte de mi ADN musical. Max Sunyer (guitarra eléctrica), Josep Mas “Kitflus” (piano eléctrico y sintetizadores), Jordi Colomer (batería), Primitivo Sancho (bajo) y Ángel Riba (voz, saxo y guitarra), en la formación primigenia del grupo, conformaban una formación que hizo historia en aquellos años setenta del siglo veinte.

“Tutankhamon”, “Coses Nostres”, “Sentiments”, “Iceberg en Directe” y “Arc-En-Ciel” es la producción discográfica de un grupo que daría mucho que hablar y escuchar durante toda esa década.

Por aquí, en Badajoz, tuvimos la oportunidad de disfrutadlos un veinticuatro de junio de 1978, día grande de la Feria de San Juan de la ciudad.

El lugar elegido para su presentación, a las once de la noche, era el Auditorio Municipal Ricardo Carapeto Burgos y formaban parte de un doble programa que incluía previamente a la formación de Jaime Marques: embajador musical de la Bossa Nova en la España de aquellos momentos, tanto como integrante de la “Orquestra Orfeo Negro” como con una discografía que comienza en 1975 e incluye discos en solitario y múltiples colaboraciones.

Lo bueno de vivir junto a un parque (el que alberga el mencionado auditorio), además de los efectos positivos para la salud, es que te permite controlar cada uno de los movimientos que se producen en su interior.

¿Y cuál era el movimiento de aquel caluroso y sofocante veinticuatro de junio? Pues dicho queda: la actuación de los poderosos Iceberg y del brasileño Jaime Marques.

Por delante vaya que mí, nuestra, prioridad era escuchar y disfrutar del grupo catalán; pero con las orejas muy abiertas a lo que propusiera Jaime Marques. Conviene no olvidar que en aquellos años el jazz ya había llamado a nuestra puerta y que Jaime Marques proponía una estimulante fusión o colaboración con el mundo del jazz en las personas de Gatto Barbieri, Lionel Hampton, Pat Metheny, Thad Jones, Juan Carlos Calderón, Tete Montoliu o Pedro Iturralde.

Y claro, esa posición estratégica nos permitía no solamente asistir (pagando o no) al concierto oficial, sino a las pruebas de sonido previas al mismo. ¡Un chollo, vamos!

La prueba de sonido, la de Jaime Marques e Iceberg, había comenzado a una hora intempestiva (¡sobre las cinco de la tarde de un mes de junio en Badajoz!) y con ella el comienzo de nuestra estrategia de entrada al recinto. Bajo un calor asfixiante y una pasión de adolescente pirrado por la música, sufriría (¿sufriríamos?) una prueba gratificante en lo musical con un Jaime Marques y un Max Suñe tocando juntos y sacándose de la manga un Jam Session improvisada.

En 1978 el grupo había decidido embarcarse en la aventura de realizar un disco en directo, aprovechando más de cinco horas de material recogido en diversas actuaciones en febrero de 1978. Y esa, con otros temas del grupo, sería la base del concierto. Oh! Un Anec Sinfónic, Ones, Cançó Per Qualsevol Orquesta o Históries, serían los temas elegidos para sostener el esqueleto del concierto. Esos y los legendarios Preludi I Record, La Flamenca Eléctrica, Sentiments o A Sevilla.

Y llegó la hora del cierto, las once de la noche, y con ello la fiesta, los diálogos entre Suñe y “Kitflus” y, sobre todo, un recorrido mágico por el rock layetano; una manifestación musical que cuajaba en discos que respetaban al dedillo lo que se escuchaba fuera de España por aquel entonces. Estamos hablando de un rock progresivo próximo al jazz, en la línea de lo que producían la Mahavishnu Orchestra, Soft Machine o Miles Davis y todos sus discípulos, desde Herbie Hancock a Chick Corea.

El final, con Jaime Marques y, sobre todo, Iceberg resonando en nuestros oídos, daría paso a la fabulación y a un capítulo más de la construcción de mi larga historia junto al jazz.

lunes, 9 de enero de 2023

Manila de Ricky Dávila


Manila, la ciudad, debe ser enorme y desbordante; Manila, el libro de Ricky Dávila, es enorme y desbordante.

Comienzo, simplemente, observando con detenimiento la fotografía de la portada, donde un joven luchador, con su ingenuo bizqueo, parece transmitirme la identidad de una tierra y unas gentes: jóvenes, sensibles, inocentes, endurecidos, ….

El formato del libro invita a la quietud, a disfrutarlo detenidamente junto, por ejemplo, al silencio de una mañana de un domingo lluvioso.

Un libro en blanco y negro, como todas sus fotografías, que nos regala algo de color, amarillo, en el lomo de la portada y en las guardas del mismo. Un amarillo manila que, como no podía ser de otra manera, nos introduce en una obra madura que destila ese amarillo manila propio de la piel del limón maduro, de la flor del diente de león, de las abejas o del oro.

A partir de aquí, tras un prologo delicioso de Alberto García-Alix, la magia del movimiento para descubrir y exponer la visión de una ciudad, quizás, ignorada en el objetivo de un fotógrafo curtido.
Retratos, escenas en movimiento, calles, niños, prostitutas, violencia y todo aquello que a Dávila le sugiere sabor a una ciudad desgarrada y sobre todo desigual.

Quizás me confunda, interprete mal lo contado y fotografiado por Ricky Dávila; quizás sea una errónea interpretación, pero es la mía.

Lo que sin ninguna duda interpreto y afirmo es la magnitud y belleza de “Manila”; un libro inmenso de un fotógrafo que, como afirma García-Alix, toma fotos con rapidez y seguro de sí mismo.

¡Gracias, Ricky!

domingo, 13 de noviembre de 2022

35º Festival de Jazz de Badajoz

Immanuel Wilkins Quartet - 9 de noviembre


Un trueno abrasó la RUCAB en la noche del nueve de noviembre. ¡Un bendito trueno!

La sala estaba abarrotada de un público deseoso de escuchar y empaparse de buena música, de buena música de jazz.

Y en ese ambiente, un buen ambiente, apareció la banda de Immanuel Wilkins; un grupo de insultante juventud que venían cargados de jazz….

Lo que nos presentaron se basó en lo que han grabado para Blue Note bajo los títulos de 'Omega' (2020) y 'The 7nd Hand' (2022).

Música equilibrada entre lo racional y lo emocionante, entre lo torrencial y la delicadeza. Música con guiños a Coltrane, al free, a los ritmos de la calle……

¡Un concierto excepcional y sorprendente!

La formación:

· Immanuel Wilkins: saxo alto
· Micah Thomas: piano
· Rick Rosato: contrabajo
· Kweku Sumbry: batería

The Kenny Garrett Sounds from the Ancestors - 10 de noviembre

Comienzan las sesiones en el Teatro López de Ayala. Plato fuerte, muy fuerte, en la primera sesión.

Había expectación por escuchar a tan ilustre saxofonista; unos por su glorioso pasado y presente, otros por el concierto que nos dedicó en este mismo lugar en noviembre de 2009.

Por aquel entonces escribía sobre el concierto: “Que decir de lo escuchado esta noche. Que vengo impresionado, que las dos horas y diez minutos han sido como un cuarto de hora. Que me hubiera quedado otras dos horas sin pestañear. Ha sido una descarga de tal intensidad que, aún, escribiendo, estoy impresionado. Música a raudales, muy electrificada en casi todo el concierto y con momentos, al soprano y piano, de un lirismo bellísimo. Abrumador y hermosísimo”.

Hoy, tras lo escuchado, salgo satisfecho; pero no igual que aquel lejano noviembre de 2009. Aquel día los planetas se habían alineado con Kenny Garrett.

Conocía su grabación “Sounds from the Ancestors”, y ella ha sido la base del concierto. Un disco que bebe del jazz, del rhythm and blues, del gospel, de Marvin Gaye, Miles Davis o James Brown.

La formación:

· Kenny Garrett: saxo alto
· Keith Brown: piano
· Corcoran Holt: contrabajo
· Ronald Bruner: batería
· Rudy Bird: percusión

Richard Bona & Alfredo Rodríguez Dúo - 11 de noviembre

Lástima, una lástima de concierto. Dos virtuosos de sus instrumentos al servicio de una función de dos aspirantes de la comedia.

No es una cuestión del repertorio elegido o la forma de interpretarlo; es una cuestión de respetar al público asistente.

No merece más comentario.

La formación:

· Richard Bona: bajo eléctrico y voz
· Alfredo Rodríguez: piano y voz

Melissa Aldana Quartet - 12 de noviembre

Si la memoria no me falla, que podría ocurrir, sería la primera ocasión (sin contar a Andrea Motis o a líderes vocalistas) que una mujer lidera una banda en el festival de jazz.

La chilena Melissa Aldana se fajó en la escena jazzística neoyorquina para hacerse un hueco que comienza a dar sus frutos; su música presenta un jazz muy personal, robusto y poco complaciente.

Aquí nos ha presentado su último disco, ’12 stars’, obra en la que quiere hablarnos de un momento muy especial en su vida.

Un buen concierto.

La formación:

· Melissa Aldana: saxo tenor
· Lage Lund: guitar
· Pablo Menares: base
· Kush Abadey: drums


¡Vamos a por la 36ª edición!