Me enamoré hace años, muchos años, del sonido de la trompeta de Enrico Rava. Es, como diría, una maravillosa embarcación que te mece entre las olas del mar.
Esta mañana, escuchando el último disco de Aldo Romano (Inner Smile), me encontré con Enrico y con su trompeta; y volví a recordar que estaba enamorado de ese sonido y de su música.
El disco es hermosísimo. Lo recomiendo de todo corazón.
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