lunes, 8 de junio de 2015

Kirk Lightsey, Harold Danko y el Hotel Muchaxo

Afortunadamente suelo soñar despierto; es un recurso que me permite percibir todo lo bueno que tiene la vida. Y lo he vuelto a hacer este fin de semana: ¡he vuelto a soñar despierto! 

Mi intención era pasar un rato agradable, con las veteranas manos del pianista Kirk Lightsey en el Cascais Jazz Club, un local existente en la “coqueta” Cascais, una localidad costera situada a apenas treinta kilómetros de Lisboa.

Y el sueño es sencillo, pero apasionante. Por un lado: el lugar elegido para descansar, el Hotel Muchaxo, en la playa de Guincho, situado frente al mar en una espectacular ubicación con unas impresionantes vistas sobre el Océano Atlántico; por otro: un concierto de una leyenda del piano, Kirk Lightsey, que tiene como sorpresa la aparición de otro fenomenal pianista, Harold Danko.

El Hotel Muchaxo es un viejo caserón a la orilla del mar, un lugar por el que han pasado célebres personalidades, que destila tranquilidad y que te invita a la reflexión y al descanso. Mirar el acantilado que tiene a su lado, situarse al borde del mismo, y observar la fiereza con la que el mar lucha contra el mismo es un ejercicio muy necesario y gratificante. ¡La inmensidad y fortaleza del mar frente a la insignificancia y fragilidad del ser humano!

El Cascais Jazz Club es un lugar singular, en pleno corazón de Cascais, dirigido por la amabilísima y divertida María; una mujer que desde mi primer contacto telefónico y hasta nuestra presentación se ha volcado en atenciones y amabilidad.

Kirk Lightsey, el pianista de Detroit, tiene un estilo donde aúna tradición y renovación, y acierta a alternar, delicadas formas de aroma impresionista con enérgicos apuntes de raíz africana. Será, imagino, su bagaje musical al lado de Chet Baker, Dexter Gordon, Kenny Burrell, Woody Shaw, Sonny Stitt, Lester Bowie o Arthur Blythe.

Esta ya mayor, sí; pero, como el buen vino, su envejecimiento ha supuesto que su nivel musical este por encima de la edad. 

Y el hombre tocó y se divirtió e invitó a salir a un espectador de excepción: Harold Danko; un pianista y compositor que también ha frecuentado leyendas como Chet Baker, Gerry Mulligan e Lee Konitz. 

Y así, entre un mar embravecido ante el acantilado y las manos de dos inmensos pianistas, el que esto escribe volvía a soñar despierto.

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