Divagando....................: abril 2018

domingo, 22 de abril de 2018

Azar Lawrence - Summer Solstice

En 1972, año de la grabación del disco, soy aún un imberbe que ya comienza a degustar la música que llega a mis oídos y que más tarde formará parte de mi universo musical.

Un universo musical que se nutrirá de esta pequeña obra de arte, el “Caravanserai” de Santana (Columbia Records). Una obra que abandona la senda anterior del grupo, basada en una fusión de salsa y rock, para adentrase en sonidos más jazzísticos. Se grabará en San Francisco, entre marzo y abril de 1972.

Para mí es un disco soberbio, sublime por momentos. No sabría si decir que es la mejor grabación de Santana, pero si una de las más destacadas.

Lo que sí aseguraría es que el disco marcó una época en lo musical. Recomiendo que tras escuchar el tema “Song Of The Wind”, escuchéis el disco Babel (1979) de Max Suñe, guitarrista de Iceberg, especialmente los temas “Autopista” o “D'una manera silenciosa”.

La hermosa portada del disco, homenaje a las caravanas que hacían largos viajes de muchas jornadas, es obra del fotógrafo Joan Chase.

Por cierto, el arreglador orquestal es nada más y nada menos que Tom Harrell.

sábado, 21 de abril de 2018

Iván Sanjuán en Masumi Convento

Hace rato que la noche ha caído sobre la ciudad. La temperatura es agradable y no parece que la entrada de la noche provoque su descenso. Todo está preparado y alineado para una gran noche de jazz. El lugar elegido: el hermoso patio porticado del Masumi Convento, un lugar enclavado en la calle Joaquín Costa de Badajoz.

Hoy nos acompaña un cuarteto liderado por Iván Sanjuán: Joaquín de la Montaña (saxo tenor), Pedro Calero (piano), Enrique Tejado (contrabajo) e Iván Sanjuán (batería).

Alguien con buen criterio pensó que el lugar era ideal para el jazz en directo; y no sé equivocó: a las pruebas me remito con un local completo en todas sus mesas.

Badajoz se empieza a convertir en el pequeño NY: cena junto al jazz. Eso sí, por ahí comienza el problema: el público debería de entender que venimos a escuchar jazz y a cenar, no a cenar y a escuchar jazz. Pero ya tendremos tiempo de ir aprendiendo.

El caso es que en el local comentado, el Masumi Convento, han puesto en marcha una brillante idea llamada “Club de Jazz y Sushi”; un lugar destinado a la comida japonesa (también de otros paladares) y al buen jazz de la tierra.

Y la noche comenzó sobre las manos de un Pedro Calero convertido, gracias a su talento y trabajo, en un músico imprescindible en la escena pacense. Un Pedro Calero que volaba sobre la base rítmica del versátil y entusiasta Iván Sanjuán y del contundente Enrique Tejado. Sobre ellos, Joaquín de la Montaña nos obsequiaba con su forma tan personal de atacar con su saxo tenor.

Normalmente durante un concierto en algún momento uno se ve obligado a cerrar los ojos, pero no ha sido el caso, había que absorber lo mejor, sabiendo que lo mejor del jazz es que es efímero y que por más veces que se escuche, una noche como esta no se volverá a repetir.

¡Bravo por Iván, Pedro, Joaquín y Enrique! ¡También por la gente del Masumi Convento!