No sabría asegurar en qué momento llegó Jerry González a mi universo musical; posiblemente sería en la década de los ochenta del pasado siglo. Llegó, eso es seguro, en forma de la Fort Apache Band.
Jerry era un tipo original y fascinado por la música y por la vida. Una vida que se bebió a grandes tragos.
Su música se centró en trasladar el be-bop del que bebió a las formas latinas del jazz. Nacido en Nueva York en 1949 vino a encontrar la muerte en Madrid en 2018.
Varias veces tuve la oportunidad de escucharlo o encontrarlo en mejor o peor forma. La última, como un aficionado más, en un concierto de su amigo Chano Domínguez en el Café Central de Madrid.
Al hilo de esa amistad, la de Jerry y Chano, os dejo una fotografía junto a ellos de junio de 2004 en Badajoz.
¡Descanse en paz!
Jerry era un tipo original y fascinado por la música y por la vida. Una vida que se bebió a grandes tragos.
Su música se centró en trasladar el be-bop del que bebió a las formas latinas del jazz. Nacido en Nueva York en 1949 vino a encontrar la muerte en Madrid en 2018.
Varias veces tuve la oportunidad de escucharlo o encontrarlo en mejor o peor forma. La última, como un aficionado más, en un concierto de su amigo Chano Domínguez en el Café Central de Madrid.
Al hilo de esa amistad, la de Jerry y Chano, os dejo una fotografía junto a ellos de junio de 2004 en Badajoz.
¡Descanse en paz!
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