Un pintor con dos apellidos, como cualquier persona; pero no como cualquier pintor, ya que unas veces firma como Carrasco y otras como Garrorena.
Nada entiendo de pintura, pero esa mezcla e intensidad de colores en algunos de sus jardines es una delicia para una mañana de domingo. Domingo para pasear y deambular.
La pintura de Ángel Carrasco Garrorena es un buen final para un largo paseo, ¡Cuidado, también para el intermedio de un largo paseo! Su pintura, o al menos la muestra del Museo de Bellas Artes de Badajoz, es un paseo, un paseo por su vida. Jardines, sobre todo jardines, de Badajoz (su cuna), Madrid, Paris y otros lugares nos hablan de su afición por el paseo; por un paseo en el que se entretiene en mirar, retener en su memoria, para después plasmar en el lienzo. Es un arte de fuera a dentro; algo distinto a lo que pretende Jam Montoya: de dentro a fuera. Pero arte igualmente valido.
Pues nada, yo ésta mañana me fui a pasear y disfrute con la pintura de este pacense que eligió Mérida para morir.
No lo eligió. Murió en el siquiátrico que allí está y en el que fué ingresado.
ResponderEliminarEra un recurso literario; mis disculpas por la expresión.
ResponderEliminarhttp://noctambulario.blogspot.com.es/
ResponderEliminary también
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