En ocasiones me gusta titular los escritos que realizo sobre la base del concierto escuchado. Este en concreto lo titularía: “Sábado noche con música”.
¿El motivo?; pues eso: que es sábado por la noche y hemos escuchado música. Eso sí, en un festival de jazz.
Uno de mis acompañantes, al escuchar mi comentario, me dijo: “Pues a mí me ha gustado”. Afirmación que no trato de rebatir; es más, también a mí me ha podido gustar. Pero no es esa la cuestión.
La cuestión es que estábamos en el cierre de un festival de jazz, concretamente en el cierre del 31 Festival de Jazz de Badajoz y el jazz ofrecido ha sido mínimo.
Y no se trata de ser puristas; no lo soy. Tampoco de esgrimir que el jazz es una música que fagocita todo lo que cae a su alcance y por ello podemos encontrar diversos estilos o influencias en un concierto como el escuchado.
Los músicos de la noche: Andrea Motis (voz y trompeta), Joan Chamorro (contrabajo y saxo tenor) y Josep Traver (guitarra) tampoco son el problema; me parecen músicos de un buen nivel.
El problema radica en que me había hecho trampas en el solitario. A saber: estábamos en el cierre del Festival (la noche para lucir las mejores galas) dedicado a la trompeta y ante la gran revelación “trompetera” del jazz nacional.
¿Y qué pasó? Pues eso: que la gran revelación del jazz se dedicó, principalmente, a cantar (por cierto, lo hace muy bien) olvidándose de su trompeta y de las armonías más jazzísticas.
Y eso es todo y también el motivo de ese “original” título.
¿El motivo?; pues eso: que es sábado por la noche y hemos escuchado música. Eso sí, en un festival de jazz.
Uno de mis acompañantes, al escuchar mi comentario, me dijo: “Pues a mí me ha gustado”. Afirmación que no trato de rebatir; es más, también a mí me ha podido gustar. Pero no es esa la cuestión.
La cuestión es que estábamos en el cierre de un festival de jazz, concretamente en el cierre del 31 Festival de Jazz de Badajoz y el jazz ofrecido ha sido mínimo.
Y no se trata de ser puristas; no lo soy. Tampoco de esgrimir que el jazz es una música que fagocita todo lo que cae a su alcance y por ello podemos encontrar diversos estilos o influencias en un concierto como el escuchado.
Los músicos de la noche: Andrea Motis (voz y trompeta), Joan Chamorro (contrabajo y saxo tenor) y Josep Traver (guitarra) tampoco son el problema; me parecen músicos de un buen nivel.
El problema radica en que me había hecho trampas en el solitario. A saber: estábamos en el cierre del Festival (la noche para lucir las mejores galas) dedicado a la trompeta y ante la gran revelación “trompetera” del jazz nacional.
¿Y qué pasó? Pues eso: que la gran revelación del jazz se dedicó, principalmente, a cantar (por cierto, lo hace muy bien) olvidándose de su trompeta y de las armonías más jazzísticas.
Y eso es todo y también el motivo de ese “original” título.
De acuerdo con la reflexión. Se nos ofreció gato por liebre, es decir, voz por trompeta.
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