Siempre me maravilló Dizzy Gillespie y sus fabulosos mofletes hinchados. Era todo un espectáculo poder observar como su cara se transformaba a la hora de tocar la trompeta. Su música y su forma de interpretarla era una autentica delicia; su forma de soplar, todo un espectáculo.
Hace unas fechas, concretamente durante el mes de agosto, por tierras marroquíes, en Saidia, tuve la oportunidad de deleitarme con un músico callejero y su extraordinario parecido con el maestro Gillespie. La gaita que soplaba me fascinó desde el primer momento y allí me quedó amarrado durante un largo tiempo. ¡Fascinante!.
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