Cuando decía que desde la torre de poniente se podía escuchar todo tipo de sonidos no era un recurso literario, era una realidad. Subido en la misma, mis oídos alcanzaban una melodía mil veces escuchada: “Autum Leaves”. Allí, en una esquina de la Plaza de la Catedral, estaba sentado, junto a su guitarra, un músico que desgranaba mil y una melodías para disfrute de los viandantes (y mío).
Dejo una fotografía del músico, de nombre Pájaro.
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