Hoy, 6 de enero de 2021, se cumplen veintiún años del fallecimiento de Michel Petrucciani.
Por ello y, sobre todo, porque me apetece me he sentado delante del ordenador para recordar la figura de tan excelso pianista y, a la vez, para facilitar un poco de ejercicio a mi perezosa memoria.
La obra grabada por Petrucciani a su nombre sobrepasa con seguridad las tres decenas de discos; grabaciones a las que habría que sumar otra decena como sideman y de compilaciones. Y eso en poco más de treinta y seis años de existencia. Recordemos que había nacido en Orange, Francia, un 28 de diciembre de 1962 y fallecido, en Nueva York, un 6 de enero de 1999.
A pesar de esa abundante obra grabada, me gusta elegir como banda sonora de su existencia musical “Looking up”, un tema que aparecía en su disco “Music” (Blue Note, 1989) que es todo un canto al optimismo y a las ganas de vivir. Algo que, a pesar de su desgraciada enfermedad, siempre quiso lucir.
Mi discoteca está repleta de la música de Michel Petrucciani; el primer disco, “Flash”, data de 1980 (Bingow Records) y el último “Colors”, una compilación para Francis Dreyfus Music, es de 1999.
Es decir, su pianismo y presencia musical abarca desde que nuestro protagonista tenía diecisiete años hasta nuestros días. Pero si tuviera que elegir una grabación con la que haya disfrutado y quemado mi reproductor musical (con discos analógicos o digitales) esa sería “The Manhattan Project”, a nombre de los colosales Gil Goldstein, Lenny White, Michel Petrucciani, Pete Levin, Stanley Clarke y Wayne Shorter, un Blue Note de 1990. Y no es, indudablemente, su mejor grabación; pero si la más escuchada por mí.
Son cosas del recuerdo. ¡Ay los recuerdos!, esos que conforman el diario que todos cargamos con nosotros. Si, los recuerdos. Esos recuerdos que me transportan al “The Manhattan Project” en lugar de a sus gloriosas grabaciones a piano solo, a dúo o, cómo no, a trio.
Michel Petrucciani fue un músico inmenso y magistral al que su desgraciada enfermedad, una osteogénesis imperfecta, truncó una carrera que muy posiblemente lo habría llevado al lugar de los grandes del piano.
Unos recuerdos que nunca dejarán en saco roto aquel concierto apasionante al que tuve la oportunidad de asistir, un 14 de julio de 1990, en la 15ª edición del North Sea Jazz Festival. Un Festival que me facilitó un excitante e inolvidable periplo por Ámsterdam y La Haya.
En aquella ocasión la formación que presentaba Michel Petrucciani era la de cuarteto: Michel Petrucciani (piano), Andy McKee (contrabajo), Adam Holzman (sintetizadores) y Victor Jones (batería); un concierto que para mí supuso una descarga musical que aún perdura en mi recuerdo. Desde la salida de Petrucciani al escenario, en brazos Andy McKee, hasta el último bis que interpretaron, fue algo por lo que el jazz, y más en directo, ha sido parte inseparable de mi existencia.
Qué podría decir yo de un músico del que Clark Terry, historia de la trompeta, quedó tremendamente impresionado; que motivó al retirado y legendario saxofonista Charles Lloyd a que volviera a la música o que estuvo al lado de grandes como Wayne Shorter, Lee Konitz, Dizzie Gillespie, Joe Lovano, Toots Thielemans, Jim Hall, Dave Holland, Tony Williams, Gary Peacock o Roy Haynes.
Qué podría decir yo de un músico que ha recreado como nadie estándares como Round Midnight, Body and Soul, I A Sentimental Mood, Giant Steps, Autumn Leaves o cualquier otra composición que cayera en sus imponentes manos.
Qué podría decir yo de un músico al que gustaba la vida social y la vivió de forma intensa, acelerada y a todo vapor.
Qué más podría decir yo de Michel Petrucciani…. Solamente que falleció en Nueva York el 6 de enero de 1999 producto de una neumonía, habiendo cumplido muy pocos días antes los 36 años de edad y después de realizar en 1998 más de 200 conciertos. Su cuerpo fue posteriormente trasladado a París donde descansa al lado de la tumba de Frédéric Chopin.
Excelente relato que destila pasión por la música y la vida, ¡ay los recuerdos!
ResponderEliminar¡El valor de los recuerdos!
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