viernes, 24 de julio de 2020

Javier Alcántara Trío en la RUCAB, Badajoz


A Javier Alcántara se le empieza a considerar como uno más de la RUCAB; él, músico innato, siempre está dispuesto a acercarse y colaborar ante cualquiera de las peticiones que le realizada Fundación CB. Hoy estuvo acompañado de dos grandes músicos y amigos: Pablo Romero e Iván Sanjuán. 

Antes de contar lo que nos han ofrecido en el concierto de este viernes de un julio caluroso hasta la extenuación, resaltaré el incansable trabajo de estos tres apasionados músicos y dinamizadores del jazz en Extremadura. 

Lo tienen claro, muy claro: el jazz es su bandera y la bandera debe presidir todo lo que realizan. Sus esfuerzos continuados al frente de una asociación de músicos de jazz o la dirección de un festival de jazz que ya ha sobrepasado las treinta ediciones, son solo una pequeña muestra de su trabajo, de su buen trabajo, en pro de la música de jazz. 

Javier Alcántara es un guitarrista inquieto, no falto de influencias, que ha sabido encontrar su sitio en torno al universo “post Metheny”. Su tierra, Extremadura, y sus constantes viajes, con especial atención a Portugal, han pulido a un músico exquisito que comienza a sonar a Javier Alcántara. Un sonido que le permite expresarse como persona y aportar su universo creativo para poder ser uno mismo. 

Pablo Romero es el rigor en el piano; un músico que se siente feliz con su instrumento, con el que inhala, sonríe y exhala jazz. Un músico que, en cada instante, en cada pasaje y en la estructura general del concierto está perfectamente alineado con la improvisación y la sorpresa, pero con las dimensiones precisas que exige una obra compacta, en la que nada es previsible y nada sobra. 

Iván Sanjuán es el soplo africano del trío; no en vano, dice que su carrera como músico comenzó desde muy joven con un acercamiento a la música africana. Un músico que toca como los ángeles, dando cancha a sus compañeros, inequívoca muestra de que el talento es generoso porque no teme a la competencia. 

Es evidente, por lo comentado, que los mimbres del trío son los mejores para poder disfrutar de una noche al calor del jazz y de lo atmosférico. Con todo ello, al resultado final del concierto, como no podía ser de otra forma, se le notó el oficio, claro, pero se le notó más todavía la pasión por la música y la constante búsqueda de la conexión con el público, al que estos músicos no olvidaron en ningún momento. 

Una gozada tener jazz de nivel aquí y con músicos de aquí.

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