sábado, 19 de noviembre de 2011

Badajoz – Sevilla – Badajoz: jazz, jazz y más jazz

¡Buen concierto el del trío de Robert Glasper! Mi primer concierto en la edición del Festival de Jazz de Badajoz de este año, tras un fallido intento la noche anterior para escuchar a la formación de los Vistel Brothers.

La sala, el Teatro López de Ayala, presentaba una buena entrada, con un público entregado y con ganas de pasarlo bien. Y los músicos no defraudaron; es más, diría que entusiasmaron al público. Lo que contrasta con comentarios de indefinición de algunos conocidos a la salida del concierto.

Pero insisto, yo no tengo ninguna indefinición. Me gusto el concierto y punto. Los tres músicos: Robert Glasper al piano, Derrek Hodge al bajo y Chris Dave a la batería tocaron mucho y bien. Son chavales jóvenes, bien formados técnicamente, con conocimiento de la historia del jazz y sobre todo con oídos a lo que se guisa en lo musical en la actualidad. Por momentos aquello sonaba al trío de Hancock que acompañaba a Miles Davis, a Keith Jarrett, al minimalismo, al impresionismo o a ritmos callejeros actuales. Y sonaban bien, bastante bien.

El concierto se fue a la hora y media larga; y se hizo corto. Y debo de reconocer que tiene su mérito, ya que con un planteamiento tan original en lo musical con composiciones que viven de la música y del silencio, se pueda atrapar a un público que disfruto sin rechistar. Diría más, rechistando de entusiasmo. Por supuesto, conmigo a la cabeza.

El día de hoy está reservado al guitarrista israelí Gilad Hekselman. Pero este “cura” tiene otras obligaciones familiares: recoger a Patricia en Sevilla. Pero eso no es causa para no escuchar jazz: he sacado entrada para el concierto a dúo, en el Teatro Central, de Joshua Redman y Brad Mehldau. Espero una noche especial. Ya hablaremos.

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La escena se desarrolla en las primeras filas del Teatro Central de Sevilla. Detrás de mí, se encuentran tres señoras que presencian la abundante afluencia de público a la sala donde en unos minutos tocaran Joshua Redman y Brad Mehldau. ¿A tanta gente le gusta el jazz en Sevilla?, les pregunta, con un tono socarrón, una de ellas a sus compañeras.

Son los últimos minutos antes del concierto, las señales acústicas exteriores apremian a la gente a ocupar su localidad, ya que el concierto comenzará en breve. La sala está completa y el público expectante.

Por el lateral del escenario, en la penumbra, aparecen las figuras de Joshua Redman y Brad Mehldau. Un caluroso recibimiento, en forma de aplausos, les brinda el público asistente. Estamos preparados para despegar, en un sentido musical. Brad Mehldau al piano, Joshua Redman junto a sus saxos tenor y soprano, soprano que sólo utilizará en el primer y último tema (con un sonido francamente maravilloso).

Y empieza el concierto, una aventura musical de la mano de dos “pedazos” de músicos. Músicos que están en el cenit de sus carreras y con una expresividad musical sin límites. Composiciones de Redman, Mehldau o Monk, entre otras, pasarán por sus manos y nuestros oídos, en casi dos horas de concierto. Dicho y hecho, es la simbiosis de dos grandes músicos y un público sabedor de a lo que asiste.

Joshua Redman, cercano y con gran dominio del castellano, y Brad Mehldau, distante y divo, conversan a lo largo del concierto sobre los temas que tocaran. Parece una actuación algo improvisada, en el repertorio, que no en su interpretación y nivel musical. Un buen concierto, en definitiva.

La escena termina, esto es ya ficción, con la misma señora respondiéndose a sí misma y amigas. Pues no sé si son tantos los aficionados al jazz en Sevilla; pero es lo mismo, ya que aquí lo importante no es el estilo musical, sino la música con mayúsculas.

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De vuelta a Badajoz, otra vez en el Teatro López de Ayala. Esta noche toca escuchar un doble concierto: Dan Tepfer Trío y Ernesto Aurignac Quartet.

En el caso del primer concierto hablaría de un concierto correcto, algo plano, con poca personalidad y algo manido. Es lo de siempre, chicos jóvenes que dominan sobradamente su instrumento, pero que aportan poco o nada nuevo. Y eso, al menos a mí, me reporta monotonía. Pero bueno, es posible que con el paso del tiempo tenga que recordar estas palabras con cierta resignación, ya que según lo leído y escuchado nos encontramos ante una estrella emergente. Lo siento, pero hoy la estrella no brilló.

El segundo concierto, con una formación española, subió algo los decibelios de mi cerebro. Estos chavales buscan, en el bebop, una fuente de originalidad, su respeto por la tradición jazzística y su versatilidad.

Y hasta aquí, tres jornadas continuadas de jazz en dos poblaciones distintas: Badajoz y Sevilla.

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