No dudo por un momento de la majestuosidad del edificio ni de su uso indispensable para la comunidad del momento; otra cosa es la situación actual del edificio: hablamos de la ruina y de la desidia más injustificada por parte de quien corresponda.
Me refiero al Convento de la Luz de Moncarche en el término municipal de Alconchel; convento situado en la sierra de Moncarche, entre Alconchel y Villanueva del Fresno. Un lugar en plena dehesa que bien vale una visita por el tránsito de esta última.
La dehesa, es lugar de explosión de la naturaleza; es lugar que albergan diversas especies de animales y vegetación. Un lugar que Miguel Delibes tildó de “inigualable”, donde estrechar vínculos entre personas y naturaleza, plantando de esa forma una semilla que continúe dando frutos en forma de la conservación de la misma.
Pero volvamos al abandono de un lugar noble y privilegiado, volvamos al Convento de la Luz de Moncarche.
Parece ser que su construcción se llevó a cabo en torno al año 1500 en el lugar donde supuestamente un pastor local presenció, donde se encontraba realizando sus tareas, la aparición de una talla mariana en una cueva cercana. En 1590 se acometieron las principales reformas cuando se levantó una iglesia sobre la primitiva cueva. Posteriormente las sucesivas guerras y la desamortización de Mendizábal contribuyeron al abandono del convento.
Y así está en la actualidad, abril de 2022, en completo abandono y ruina. ¡No está nada mal teniendo en cuenta que la comentada desamortización se llevo a cabo por el 1836!
Hoy aparece en la “lista roja del patrimonio español” con la siguiente explicación: “Desaparición paulatina del monumento a causa del abandono, de las inclemencias del tiempo y de la acción devastadora de la vegetación que cubre los restos del complejo; riesgo de derrumbe de los bancales por cesión de los contrafuertes y paredes que los sujetan o arrastre del terreno durante la época de lluvia”.
Pero quien no se conforma es porque no quiere. Les invito, os invito, a pasear hasta las comentadas ruinas. A situarse frente a ellas e imaginar el esplendor de un pasado cercano; a imaginar el esfuerzo de hombres y mujeres en construir un edificio que serviría, entiendo, para dar rienda suelta al fervor religioso popular.
Y si no les vale ese ejercicio, algo que merece realmente la pena, paseen y disfruten de la dehesa extremeña; un lugar producto de la actividad humana poblado de encinas, alcornoques y una gran variedad de especies arbustivas, lugar ideal para el ganado vacuno, ovino o de cerda, que junto con la actividad cinegética y al aprovechamiento de otros productos forestales hace las delicias de los habitantes de la zona.
Y si tampoco les vale el aspecto ambiental y sostenible, simplemente caminen ya que es bueno para la salud.
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