Deliciosa película, deliciosa interpretación, deliciosa música, deliciosa Michelle Williams.
Desde el primer fotograma me he quedado prendado de la historia: en el verano de 1956 un joven Colin Clark deja su casa y familia para hacer carrera en el cine trabajando como asistente en el rodaje de “El príncipe y la corista”, la película que interpretaron Laurence Olivier y Marilyn Monroe. Los recuerdos de aquellos días harán el resto.
El cine es parte de mi existencia, de mi formación. Y la película que esta noche he degustado alimenta esa pasión. Lo que cuenta y, sobre todo, como lo cuenta: con ese rigor escénico de lo británico, y la naturalidad (frescura) de una deliciosa Marilyn permiten seguir atentos, y amarrados para siempre, a este noble arte.
Laurence Olivier y Colin Clark estaban atrapados por Marilyn Monroe. Quien esto escribe quedó igualmente atrapado, pero en este caso por la bellísima Michelle Williams.
Mi respeto para esta interesante película. ¡Lo siento por a quien no le guste!
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