sábado, 30 de junio de 2012

Barcelona


Me hubiera parecido de mal aficionado pasar unos días en Barcelona y no dar una vuelta por la tienda Jazz Messengers. Su oferta musical es muy buena y sus regidores aún mejores. Departir sobre discos o anécdotas del mundo del jazz puede ser apasionante. Por ejemplo, que te cuenten las “malas pulgas” del excelso Tete en la desaparecida Jazz Collectors, tienda también de Barcelona. Y como no, cargar con discos del sello SteepleChase o de músicos como Andy LaVerne, Jack Walrath, George Colligan, Kirk Lightsey o Paquito D’Rivera. Como siempre, un placer.

 ¿Y del Jamboree qué decir? Pues que es obligado pasar por su sala. Allí me encontré con Ramón Fossati, Horacio Fumero y David Xirgu. Trombón (más caracolas), contrabajo (del bueno) y batería (también de la buena).

Pero la música esta presente en todos los rincones de Barcelona. En el Raval, en cualquier esquina del barrio Gótico o en una sombra del parque Güel.  También, por supuesto, en cualquier rincón del metro. Alguien hablaba que a la vida solo le falta la música; pienso que en Barcelona esto está resuelto: en cada rincón hay acordes de alguna melodía o escaparates y estantes llenos de música, visites la Casa Beethoven (en la Rambla) o el Ukulele Discos (en el Raval).

Pues eso, que me hubiera parecido de mal aficionado………………………….

domingo, 24 de junio de 2012

Toto, Carlos Luengo y Manolo Cáceres

Al hilo de un magnífico y edificante blog del amigo Carlos Luengo, http://carlosluengo-otrasvocesotrosambitos.blogspot.com.es/; otro amigo, y buen fotógrafo, Manolo Cáceres, me obsequió hace un tiempo con esta obra sobre Toto.


Camarón de la Isla

Siempre es adecuado el momento de recordar a Camarón; de hablar, escribir o, sobre todo, escuchar a ese singular cantaor que alumbró la tierra andaluza.

Camarón era singular como cantaor, como persona, como amigo, como familiar. Todos los que le conocieron hablan de esa singularidad, de esa forma de ser distinta a los demás. Posiblemente, seguro, que el origen de su arte, de su distinción.

Pues como decía, siempre es momento de recordarle; por ejemplo, a los veinte años de su muerte, que se cumplen el próximo 2 de julio.

Y que mejor manera que recordarle que escuchando su arte, su voz; esa voz que cautivó a grandes de la música y lo colocó en el olimpo de los grandes. Ahora mismo lo escucho al ritmo de la “Leyenda del tiempo”: gran disco.



Carlos Lencero, poeta, narrador y rapsoda, dijo de Camarón: “José era un superdotado. Tenía un oído privilegiado. La afinación era perfecta. Su tono natural, que podía ampliar tanto para arriba como para abajo, era perfecto. Tenía una voz muy frágil, una voz que yo denomino de ángel roto. Llegaba con limpieza a unas escalas impensables. Superaba el listón con facilidad”.

Por cierto, otro artista ya desaparecido que seguro que estará en algún lugar con su querido Camarón. Carlos Lencero amaba, sobre todas las cosas, la literatura, la música y el río Guadiana. Salió de Badajoz muy joven y viajó por Marruecos y Andalucía hasta recalar en Sevilla. Allí escribió letras para Camarón, Pata Negra y otros amigos del flamenco. Canciones tan hermosas y poéticas que ya se han convertido en clásicos.

La última actuación pública de Camarón tuvo lugar en enero de 1992, en el colegio mayor San Juan Evangelista de Madrid. El genial cantaor gaditano derrochó arte en unas tablas con mucha historia de la mano de Tomatito. Según cuentan, ese día estuvo cerca de una hora actuando y dejando para el recuerdo algo muy especial para los que allí estuvieron.

Una vez tuve la ocasión de escucharle en directo. Creo que fue allá por el año 1982; en la “primavera española”, primavera que no tardó en convertirse en otoño e invierno. Camarón era acompañante de unos “jóvenes ilusionados” llamados González y Guerra. Contrastaba en aquellos momentos el poderío físico de Felipe González con el ocaso, también físico, de Camarón.

Y aquí sigo, disfrutando con el “Camarón. Paris 1987”. Otro gran disco.

lunes, 18 de junio de 2012

Fin de semana en Sevilla


En Sevilla, con mucho calor; pero, sobre todo, con mucho arte: fotografías de Cesar Lucas y música de los Pink Tones, los Pink Floyd españoles.

domingo, 3 de junio de 2012

Ángel Carrasco Garrorena

Un pintor con dos apellidos, como cualquier persona; pero no como cualquier pintor, ya que unas veces firma como Carrasco y otras como Garrorena. 

Nada entiendo de pintura, pero esa mezcla e intensidad de colores en algunos de sus jardines es una delicia para una mañana de domingo. Domingo para pasear y deambular. 

La pintura de Ángel Carrasco Garrorena es un buen final para un largo paseo, ¡Cuidado, también para el intermedio de un largo paseo! Su pintura, o al menos la muestra del Museo de Bellas Artes de Badajoz, es un paseo, un paseo por su vida. Jardines, sobre todo jardines, de Badajoz (su cuna), Madrid, Paris y otros lugares nos hablan de su afición por el paseo; por un paseo en el que se entretiene en mirar, retener en su memoria, para después plasmar en el lienzo. Es un arte de fuera a dentro; algo distinto a lo que pretende Jam Montoya: de dentro a fuera. Pero arte igualmente valido. 

Pues nada, yo ésta mañana me fui a pasear y disfrute con la pintura de este pacense que eligió Mérida para morir.