domingo, 12 de marzo de 2017

Un “pájaro” sobrevoló el Café Central

El tipo tiene cara de buena persona. Observa con atención las expresiones del público, la forma en que el mismo disfruta de un cuarteto bien engrasado. Tampoco quita la atención del grupo; tanto es así que nunca había visto a un músico reñir o rectificar a otro en el escenario. Cosa que pasó al menos en tres ocasiones con Albert Sanz. Después nos explicó, entiendo que por relajar la situación, que era la primera vez que tocaban el tema.


Pero insisto, el tipo con cara de buena persona no quita ojo del público y de sus músicos, disfrutando de manera especial cada uno de los solos de los componentes de su trío.

El concierto ha sido fantástico, un concierto redondo. Donde los temas a tiempo lento, medio o rápido se precipitan sin descanso sobre el público.

Charles McPherson toca y domina el saxo alto como el mejor saxofonista del momento. Su dominio es prodigioso, sobre todo en los temas más rápidos y vertiginosos. Parece un Charlie Parker reencarnado.


Han sido dos horas de concierto, en dos pases, con temas distintos en cada uno de ellos.

La rítmica que le acompaña: Darryl Hall, Stephen Keogh y Albert Sanz rayan a su mismo nivel; quizás sea Albert Sanz quien esté menos compenetrado con la formación; cosa que parece lógica si es un añadido para el bolo del Central.

¡Un concierto para enmarcar y recordar!



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