En algún lugar he leído estas palabras puestas en boca de Michel Comte: “He vivido siempre al límite y si ya no tengo la sensación de riesgo me muevo inmediatamente a otra cosa. Probablemente he heredado eso de mi abuelo.”.
También que es un fotógrafo autodidacta y ya sea en reportaje o en el mundo de la moda, siempre ha permanecido fiel a su estilo característico e inimitable.
La verdad es que no podría asegurar que es inimitable, pero sí que sus fotografías son magnificas, distintas: ante ellas te sientas, te cuadras y las admiras. Ya sean personajes famosos, maravillosos desnudos o momentos del espectáculo del mundo de la moda.
Esa forma de retratar al personaje, esa forma de captar su mirada (Sophia Loren para Vogue Italia en 1992, Iggy Pop para L´Uomo Vogue en 1992, Geraldine Chaplin para Vogue Italia en 1994 o Jeremy Irons para Interview en 1990) es inimitable; al menos para él que esto escribe. ¡Qué envidia (sana) de no poder captar esas miradas! Y no me refiero a las miradas de esos personajes en concreto, me refiero a la mirada del retratado.
Y de la escala de grises que utiliza, ¿qué decir? ¡Joder, qué una maravilla para ser autodidacta!
Los desnudos, de mujer y hombre, son toda una invitación a la observación. Si hermosas y delicadas son sus fotografías de Helena Christensen, Sonia Braga o Carla Bruni; no lo son menos las de Miles Davis o Sylvester Stallone.
Tarde he llegado a este hombre, nació en 1954. Pero prometo desde este momento buscar y rebuscar su obra: disfrutar de esa forma tan particular y magnifica de mirar.
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