Era ya tarde, prácticamente medianoche, y me disponía a saborear al estadounidense de origen portorriqueño Jerry González; un lujo que en Madrid podemos disfrutar con toda su sabiduría y arte en el jazz de regusto latino.
El lugar: el Café Berlín en su nuevo emplazamiento, la calle Costanilla de los Ángeles nº 20.
Lo vi cansado, mayor. A pesar de ello, pude disfrutar del embrujo de este entrañable artista criado en el Bronx, en su papel de una auténtica leyenda viva del jazz y uno de los iconos del género del latín jazz.
Trompetista o conguero, jazzista o salsero, siempre ha aunado lo mejor de ambos mundos; y con ese bagaje nos sigue contando que la música fue un imperativo categórico, y su tabla de salvación.
El lugar: el Café Berlín en su nuevo emplazamiento, la calle Costanilla de los Ángeles nº 20.
Lo vi cansado, mayor. A pesar de ello, pude disfrutar del embrujo de este entrañable artista criado en el Bronx, en su papel de una auténtica leyenda viva del jazz y uno de los iconos del género del latín jazz.
Trompetista o conguero, jazzista o salsero, siempre ha aunado lo mejor de ambos mundos; y con ese bagaje nos sigue contando que la música fue un imperativo categórico, y su tabla de salvación.
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