No es práctica habitual acercarnos a un libro que trata la palabra y la fotografía con el mismo rigor y respeto.
La palabra en la pluma de una mujer singular y la fotografía en la lente de un fotógrafo distinto.
“Libre, libre, sin prisas, sin murmullos” transcurre este libro editado por Fundación CB en 2017 en otro buen trabajo de Línea 4 e Indugrafic Digital.
Palabra y fotografía, fotografía y palabra.
Se dice en el prólogo del libro: “Sus autores, Caridad y Emilio, nos hablan del cuerpo humano: uno con la pluma y otro con la luz. Los poemas y las fotografías son la manifestación de la belleza que con la palabra y la imagen buscan generar un sentimiento estético. Un sentimiento estético conseguido y muy cuidado”.
Fotografía y palabra, palabra y fotografía.
Los fotógrafos y los escritores abordan las historias llevando a cuestas algunos imperativos muy distintos. El fotógrafo debe aproximarse lo más posible a lo que sucede, a la línea de fuego si hace falta; en cambio, los escritores no necesitan ser tan intrépidos. La obra del fotógrafo detenta mucha más autoridad que la del escritor puesto que se considera registro literal de la realidad de lo sucedido, en lugar de un esbozo de aproximación verbal. Esta cuestión de la superior autoridad de la fotografía sobre la palabra es algo sobre lo que Susan Sontag reflexionó ampliamente en su obra “Sobre la fotografía”.
Susan Sontag sabía mucho de fotografía; pero si hubiera tenido la oportunidad de adentrase y profundizar en la obra “Poesía Shibari y la atadura de la Foto sombra” de Caridad Jiménez y Emilio Jiménez, se hubiera dado cuenta que la fotografía y la palabra llegan a una autentica simbiosis (esa asociación íntima de los organismos de las especies diferentes para beneficiarse mutuamente) en el tratamiento de los sentimientos a través del juego erótico.
Caridad Jiménez, la dueña de la palabra, es una escritora extremeña, irónica y vital, que vierte en todo lo que escribe su apasionada forma de vivir. Seguramente si le preguntáramos qué es lo que más le llena de la vida, sin duda una de sus respuestas sería: escribir. No es solamente algo que le guste hacer, sino que le lo pide el cuerpo; lo necesita, como una adicción.
Emilio Jiménez, el artesano de la luz, es un fotógrafo que intentando comprender a las personas y a la luz que les rodea llegó a su afición por retratar cuerpos vestidos o desnudos. Y así, bajo la excusa para contarnos su visión de la belleza del desnudo en blanco y negro, trabaja siempre cargado de seducción y sensualidad. El resultado de este juego de cuerpos, luces y ángulos es, sin ninguna duda, todo un hallazgo para los amantes de la fotografía.
Lean y vean, vean y lean, por favor, “Poesía Shibari y la atadura de la Foto sombra” y comprenderán todo o parte de lo que he tratado de explicarles en estas breves líneas.
https://drive.google.com/file/d/0B2V6X2HzIcK5a0FJUFRfMVVCLUE/view
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