Ayer, en una de las distintas conversaciones que mantengo a diario, me comentaba Enrique de Aguinaga (ilustre periodista extremeño) que “Nunca se está tan mal que no se pueda estar peor. Este encierro me ha permitido reflexionar, ordenar mejor mis asuntos”.
Poco más tarde, dentro del programa web En la Frontera, escuchaba a Juan Carlos Monedero hablar de la difamación masiva en la que en estos días se está incurriendo.
Hoy, España ya supera a China en el número de fallecidos por coronavirus con más de tres mil cuatrocientas muertes.
Una auténtica locura de opiniones, de acontecimientos, de…….
Qué está pasando, qué nos está pasando.
Necesitamos parar y reflexionar; así de fácil y sencillo como lo dice ese señor sabio y longevo que es Enrique de Aguinaga: “Este encierro me ha permitido reflexionar”.
Necesitamos parar y dejar de participar de esta locura de insultos y de falsos o reales comentarios malintencionados.
Poco más tarde, dentro del programa web En la Frontera, escuchaba a Juan Carlos Monedero hablar de la difamación masiva en la que en estos días se está incurriendo.
Hoy, España ya supera a China en el número de fallecidos por coronavirus con más de tres mil cuatrocientas muertes.
Una auténtica locura de opiniones, de acontecimientos, de…….
Qué está pasando, qué nos está pasando.
Necesitamos parar y reflexionar; así de fácil y sencillo como lo dice ese señor sabio y longevo que es Enrique de Aguinaga: “Este encierro me ha permitido reflexionar”.
Necesitamos parar y dejar de participar de esta locura de insultos y de falsos o reales comentarios malintencionados.
Parece ser que el Congreso convalidará el decreto que amplía las medidas de confinamiento, pero entre reproches y un auténtico aluvión de acusaciones.
Por favor, paremos y dejemos a las autoridades correspondientes, las sanitarias, actuar. No convirtamos este país en una jaula de grillos o en un corral de gallinas donde todos y cada uno de nosotros opinamos pensando que lo haríamos mejor que nadie.
Este asunto no es cuestión de colores o de fronteras; miremos a los distintos países como están sufriendo lo mismo que en estas latitudes.
Es cierto, es verdad, que mirando hoy (insisto, hoy) a China, diríamos que la centralización del poder ayuda a luchar contra una pandemia como la que sufrimos.
Pero señores, reflexionemos: estamos viviendo una situación totalmente extraordinaria, en la que aparentemente una forma de gobernar totalitaria puede ser buena; pero, atención, nuestra existencia se mueve en parámetros ordinarios y la democracia costó conseguirla.
Es verdad que ese logro lo estamos desperdiciando y tirando a las alcantarillas; pero en el origen de esta destrucción está una sociedad cada vez menos educada (sí, muy formada técnicamente) y menos responsable. Donde en lugar de ciudadanos somos consumidores. Donde nos hablan de la “cultura del consumo”. ¿Qué es eso de la cultura del consumo?
La cultura como bien define la RAE es el “conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico”.
Y de eso, de “juicio crítico”, estamos cada día menos servidos.
Insisto, paremos este caballo desbocado: ¡ya está bien de tantas y diversas opiniones!
¡Por favor, cordura!
Por favor, paremos y dejemos a las autoridades correspondientes, las sanitarias, actuar. No convirtamos este país en una jaula de grillos o en un corral de gallinas donde todos y cada uno de nosotros opinamos pensando que lo haríamos mejor que nadie.
Este asunto no es cuestión de colores o de fronteras; miremos a los distintos países como están sufriendo lo mismo que en estas latitudes.
Es cierto, es verdad, que mirando hoy (insisto, hoy) a China, diríamos que la centralización del poder ayuda a luchar contra una pandemia como la que sufrimos.
Pero señores, reflexionemos: estamos viviendo una situación totalmente extraordinaria, en la que aparentemente una forma de gobernar totalitaria puede ser buena; pero, atención, nuestra existencia se mueve en parámetros ordinarios y la democracia costó conseguirla.
Es verdad que ese logro lo estamos desperdiciando y tirando a las alcantarillas; pero en el origen de esta destrucción está una sociedad cada vez menos educada (sí, muy formada técnicamente) y menos responsable. Donde en lugar de ciudadanos somos consumidores. Donde nos hablan de la “cultura del consumo”. ¿Qué es eso de la cultura del consumo?
La cultura como bien define la RAE es el “conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico”.
Y de eso, de “juicio crítico”, estamos cada día menos servidos.
Insisto, paremos este caballo desbocado: ¡ya está bien de tantas y diversas opiniones!
¡Por favor, cordura!
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