domingo, 29 de marzo de 2020

29-03-2020 Aprovechando la sequía


Espero que las aguas de mañana alivien mi sequía. Hoy, con sinceridad, estoy poco fluido en la escritura. Pero me niego a renunciar al ejercicio diario; por cierto, muy bueno para la salud mental.

¿Y qué cuento? Vamos a ello.

Hace ya un tiempo que comencé a recuperar mis memorias musicales. Y llegado a este punto, una inoportuna sequía, podría recuperar recuerdos de un personaje, gran personaje, que tuvimos la suerte de escuchar y disfrutar en Badajoz: me refiero a James Cotton.

James Cotton, el hombre que introdujo la armónica en el blues (el armonicista de blues por excelencia, el socio eterno de Muddy Waters), falleció un jueves dieciséis de marzo de 2017 a los 81 años. El músico, que salió de la pobreza, falleció por una neumonía en un hospital de Austin (Estados Unidos).

Un músico que se había codeado con todo tipo de leyendas: Janis Joplin, Grateful Dead, Led Zeppelin, Santana, Steve Miller, Freddie King, B.B. King……

Recuerdo que por nuestra ciudad estuvo un veintiuno de junio de 1988 (muy próxima la Feria de San Juan) y que el concierto, al aire libre, se llevó a cabo en el polideportivo de la calle Stadium, en las traseras de la casa de la juventud y la residencia universitaria Juan XXIII.

Venía precedido por el tópico de ser "el último de los grandes armonicistas", por la leyenda de que, en sus noches más brillantes, había que separarle del escenario con agua caliente, por la reputación de un directo agotador y contundente y por el aval de una discografía tan selecta y extensa como pueda desearse.

James Cotton se presentó con una banda formada por siete músicos con secciones de viento metal y rítmica. Hubo momentos excepcionales con un Cotton luciendo su gran técnica a la armónica que le permitió extraer de ella un sonido apasionante, haciendo gemir a su instrumento y brincar al público.

En la organización, como era habitual por aquellas fechas, estaba la Asociación Amigos del Jazz de Badajoz; es decir, mi amigo Lorenzo Martínez y el que esto escribe.

Tras el concierto, instalados en mi Polo (un Volkswagen Polo), partimos hacía una entretenida cena en el restaurante Martín Fierro. La locuacidad de Cotton dio para mucho durante la cena y, sobre todo, para el trayecto entre el lugar del concierto y el de la cena.

Me contaron que después, tras la cena, estuvieron de juerga y que no pararon de hacerse fotos con la gente. Hecho al que apelo desde aquí para obtener alguna fotografía recuerdo de su paso por Badajoz.

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